13 noviembre, 2024

Boleta Única: un entrerriano, entre los peronistas que podrían ir en contra de CFK

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El periodista Gustavo Ybarra publicó, en diario La Nación, un informe en el que detalla que hay 4 legisladores que podrían generarle inconvenientes a la vicepresidenta en la votación para la implementación de la boleta única de papel. Entre ellos, está el entrerriano Edgardo Kueider.

“Kueider la impulsó cuando fue secretario de la Gobernación de Entre Ríos, mientras que el jujeño Guillermo Snopek presentó en agosto del año pasado, junto con el macrista Esteban Bullrich, un proyecto para instaurar la boleta única de papel”, asegura, al observar cómo trabajó el entrerriano en el pasado.

 

“Todos estos antecedentes configuran luces de alerta para Cristina Kirchner, que podría sufrir una dura derrota si es que el debate sobre la implementación de la boleta única de papel aterriza en el Senado”, anticipa el periodista.

 

Es que si al menos dos senadores oficialistas se plegaran a la movida reformista que impulsa la oposición en la Cámara baja, el proyecto podría convertirse en ley en el Senado. Esto es así porque se sumarían a los 33 legisladores de Juntos por el Cambio, a la peronista disidente Alejandra Vigo (Hacemos por Córdoba) y al provincial Alberto Weretilnek (Juntos Somos Río Negro) para alcanzar la mayoría absoluta de 37 votos que exige la Constitución para reformar el sistema electoral.

El informe completo

La siempre obedecida voz de mando de Cristina Kirchner en el Senado podría encontrar un duro desafío si la oposición logra superar el obstáculo del kirchnerismo en la Cámara de Diputados a la implementación de la boleta única de papel. Es que al menos tres senadores del interbloque oficialista de la Cámara alta apoyan o presentaron proyectos para modificar el sistema electoral y erradicar la papeleta partidaria que se usa en la actualidad.

 

Uno de ellos es el correntino Carlos Espínola, quien en diálogo con LA NACION aseguró que “no hay que tenerles miedo a estos procesos de transformación”.

 

“En Corrientes defendí la aplicación de la boleta única de papel y pienso sostener mi posición”, afirmó Espínola, quien viene luchando en su provincia por terminar con el sistema de colectoras, que lleva a que haya hasta 60 boletas diferentes en los cuartos oscuros en las elecciones provinciales.

 

El senador por Corrientes no es el único oficialista a favor de la boleta de papel. Edgardo Kueider la impulsó cuando fue secretario de la Gobernación de Entre Ríos, mientras que el jujeño Guillermo Snopek presentó en agosto del año pasado, junto con el macrista Esteban Bullrich, un proyecto para instaurar la boleta única de papel.

 

Además, un histórico del peronismo como Adolfo Rodríguez Saá (San Luis) también le puso su rúbrica a una iniciativa que establecía el uso de la “boleta única de sufragio”, tal como figura en el texto que presentó en 2013. A diferencia del firmado por Snopek y Bullrich, el proyecto del exgobernador puntano ya perdió vigencia y fue enviado al archivo.

 

Todos estos antecedentes configuran luces de alerta para Cristina Kirchner, que podría sufrir una dura derrota si es que el debate sobre la implementación de la boleta única de papel aterriza en el Senado.

 

Es que si al menos dos senadores oficialistas se plegaran a la movida reformista que impulsa la oposición en la Cámara baja, el proyecto podría convertirse en ley en el Senado. Esto es así porque se sumarían a los 33 legisladores de Juntos por el Cambio, a la peronista disidente Alejandra Vigo (Hacemos por Córdoba) y al provincial Alberto Weretilnek (Juntos Somos Río Negro) para alcanzar la mayoría absoluta de 37 votos que exige la Constitución para reformar el sistema electoral.

 

La situación no parece fácil si se tiene en cuenta que la vicepresidenta ya se manifestó de manera pública en contra del sistema. “Votás una lista de diputados como si fuera ristra de chorizos y ajos”, dijo Cristina Kirchner el pasado 6 de mayo, cuando recibió un reconocimiento de una universidad en el Chaco.

 

Pocos días después el que se plegó el presidente Alberto Fernández, quien criticó a la oposición porque quieren cambiar “una de las pocas cosas que anda bien en la Argentina”. Fue, tal vez, el anticipo de futuro veto ante la eventual sanción de una ley que termine con la boleta partidaria.

“Hoy todos sabemos que la boleta única electrónica es un peligro, pero la boleta única de papel resulta más amigable, más saludable, y más cercana para la gente”, justificó su postura Espínola a pesar de las voces contrarias de los altos mandos de la coalición de gobierno.

 

Si bien tanto Snopek como Rodríguez Saá no se han manifestado sobre el tema, han dejado rastros de sus posturas en los fundamentos de sus respectivos proyectos.

 

“Estamos convencidos de que esta forma de votación promueve una mejora cualitativa del sistema político argentino”, sostienen Snopek y Bullrich en su proyecto.

 

El jujeño, que preside la comisión de Asuntos Constitucionales, agrega que “el sistema de Boleta Única otorga transparencia e igualdad al sistema electoral, representa de manera más fidedigna la elección de los votantes al conjurar prácticas como el denominado “voto cadena” o la adulteración, destrucción o robo de boletas”; antes de destacar que “lo más relevante” del cambio es que “garantiza la presencia de la totalidad de la oferta electoral el día de los comicios en cada centro de votación”.

 

“Al estar la totalidad de la oferta electoral en una misma papeleta, se garantiza que el elector tenga a su disposición la posibilidad de elegir al de su preferencia”, concluye Snopek en sus fundamentos.

 

Por su parte, Rodríguez Saá sostuvo en su proyecto que “nuestro sistema electoral muestra signos evidentes de debilidad”. Más aún, el puntano escribió hace nueve años que en “muchas oportunidades” no está garantizado el derecho básico a elegir y ser elegido “debido al avance de prácticas distorsivas que impiden su real ejercicio y que atentan contra la transparencia de los comicios”.

 

No obstante, en política no siempre dos más dos es cuatro. Por ejemplo, hoy Snopek preside una comisión clave para el kirchnerismo, lo que achica de manera considerable los márgenes de rebeldía; mientras que Rodríguez Saá dejó su disidencia para abrazarse a la “unidad peronista” forjada por Cristina Kirchner en 2019.

Fuente: La Nación – Gustavo Ybarra

 

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